sábado, 6 de julio de 2013

Vehemente Traición

Hasta por sentido común, hasta por expreso que sea el deseo y orden debe acatarse tal cual. ¿Pero acaso una orden de una persona amada debe incumplirse? Es una falsa e hipócrita petición, es más la puede negar y salirse con la suya, arruinar moralmente a aquella persona, es más, humillarla públicamente, aunque sin darse cuenta su decisión por llevarle la contraria es lo que ocasiona tanto problema a aquel. ¿Aunque no se dé cuenta?

Alexander tomó entre sus manos un libro, lo abrió y retiró de la hoja en la que se había quedado el separador, trató de leer las primeras palabras del párrafo. No pudo. Su mente y toda su concentración quedó abierta hacia algo más. Algo le molestaba, sin duda sabía qué era. Pero, ¿era realmente amor lo que le motivaba a tener su boca cerrada?

Con los ojos absortos en las primeras palabras de aquél párrafo no avanzó nada, se quedó clavado en esa hoja más de una hora. Pensaba. Sus palabras ante Teresa, sus órdenes y todo lo que él deseaba que ella cumpliese no se había hecho. Era para él como si le clavase la persona amada un puñal, que su ferviente deseo de que no hablase con aquella mujer que le jugó una paupérrima jugada y su deseo expreso hacia ella que no le hablase hasta que arreglase eso, fue para él la peor traición.

Se dice que la traición puede venir de diferentes formas, que puede atacarte vehementemente y sin piedad. Esta traición le llegó así, que la cuartada fue entre aquella que Alexander consideraba su rival, que además Teresa trataba temas que con Alexander ni mencionaba, estaba absorto, no sabía ya cuál era su tema frecuente, ¡eso que Alexander conocía sus gustos y secretos!

La cuartada era perfecta, sin duda había asesinado Teresa toda la confianza en Alexander, le había humillado, le escupió en la cara, ¡le abofeteó! todo eso ante él no era más una ruin e inmoral traición, mucho peor que ver a Teresa haciendo el amor con otro hombre en su propio colchón, en su propio cuarto, en su propio apartamento.

Para él, Teresa al hablar con aquella tipa, comentarle de sus cosas y desubicar totalmente a él de sus temas de conversación, que hablarle cuando él digo que no lo haga hasta que no arregle lo que aquella persona hizo, sin duda fue un golpe bajo a su orgullo. ¿Era realmente el orgullo lo que estaba herido? ¿O era simplemente que hirió el amor que Alexander siente? ¿O la confianza?

Alexander impotente cerró el libro. Deambuló como un loco por todo el departamento, murmurando maldiciones a aquella, lamentándose y suspirando hondamente por la traición cometida por Teresa. Trató de dormir. Insomnio. Toda la noche pasó dando vueltas en su cama, en su mente se cruzaban imágenes de Teresa sonriendo y riendo con aquella mujer, hablándole de cosas que antes trataba con él.

Al siguiente día Alexander fue a la universidad como era su rutina para poder graduarse de ingeniero, sus ojos estaban hinchados y rojos, sus ojeras eran terribles y su antes pulcro pelo lucía ensortijado. Caminó por los pasillos, esperando no encontrarse con su amada Teresa, pero la suerte le jugó mal, vio a Teresa hablando con su rival. Cuando se hubo ido la mujer Alexander se acercó con un lastimero paso.

Como siempre su amor era el que lo incitaba a mantenerse callado, ahora que vio la traición de su deseo de no hablarle y que Teresa no lo cumplió, era para él como haber sido obligado a ver a Teresa haciendo el amor con otro hombre en su propia casa, esa idea lo traía loco, le dolía. Alexander saludó con un frío beso en los labios de Teresa, esta vez no cerró los ojos, desconfiaba en ella, no podía cerrar sus ojos ante el creciente temor de que Teresa le clavase otro puñal por la espalda. Fingió una sonrisa y entró con ella al aula.


miércoles, 3 de julio de 2013

Historia del Olvido

Es como si alguna vez fui llamado, es como si que tuviera que regresar. Es como si alguna vez fui llamado a las calles, de salir al mundo a luchar, sin preparación, con desgana y sin ánimos, por obligación. Hoy que no sé cómo regresar, es como si alguna vez fui llamado a las calles, es como ver que el cielo se ha tornado gris, sin luz. Con una fuerte lluvia que cae y recorre cada parte de mi cansado cuerpo, que lava mi piel, que la siente y le susurra pequeñas historias, historias pasadas y pequeñas, cada una.

Que con cada pasito ciego que doy, sin ver, ciego y mudo, sin hablar ni discrepar, con cada pasito que doy me aleja, me hace perderme, ¡que me aleja! Que cada vez que tomo un camino, una decisión, vos estás ahí, lo ves, lo sientes, me observas de reojo, con tus ojitos inundados de lágrimas, que me ven con ternura, que se han apiadado de mí, que ven mis ligeros y torpes pasos, que me lanzas una mirada de compasión y me amas en silencio.

Que el silencio nos encierra, que tú sobrevives, que yo no. Miras lo que hago, admiras lo que pienso, pero lo que no digo, es imposible decirlo, cada palabra que pienso, es callada, cada vocablo que he dicho ha errado. Me he callado para siempre, las cosas cambian, el mundo es redondo, no quiere girar, si parpadeas y luego piensas, como yo que en mala filosofía pienso, cuando abro y cierro mis ojos el tiempo ha pasado sin darme cuenta.

Sin darme cuenta empecé este paso, el de aceptar que me he perdido, que mi silencio no se ha roto, que nos sigue acosando, que está ahí de compañía, que mi silencio es tuyo, que es nuestro, que es mi única compañera ya, ¿por qué digo esto? es sencillo, me extravié del camino. Ahora que estoy perdido, sin idea de cómo regresar, sin fuerzas para volver tras mis pasos, me perdí de mis andanzas, ando, deambulando sin sentido ni razón.

Te pregunto ahora, ¿dónde estoy? ¿esperarás por mí? yo he de desaparecer, en un abrir y cerrar de ojos, lo he de hacer, es obvio lo que se aproxima, que ronda. El olvido me llevará a su lado, me alejará de tu lado, es más hemos empezado a alejarnos, cada paso que das, cada paso que doy, solían ser sincronizados, ahora que hemos vagado juntos ¿te has cansado? sólo quiero que sepas, ya no puedo detenerme, no lo sabré, serás feliz, no lo sabré, como hubiese querido decir las cosas que debí decir, más no las que no debí, ¿es tarde para recordarte cómo solíamos ser? juntos, no distantes.

Cada pasito que damos, cada acción que realizamos, cada sonrisa que largamos, cada risa que disfrutamos, cada vez que sostuviste mi mano junto a la tuya, cada vez que te tenía cerca de mí, con ese último abrazo que cerró tus ojos, seguido de un cálido beso, el último, desesperado y violento, confundidos entre gritos y silencios. Debí detenernos, debí no rendirme, ahora hoy me alejé. Te alejaste. Espero no te olvides de mí, espero no lo hagas…

Es como si alguna vez fui llamado, es como si que tuviera que regresar. Es como si alguna vez fui llamado a las calles, de salir al mundo a luchar, estábamos preparados, teníamos ganas, teníamos ánimos, nos amábamos. La lluvia cae y me cuenta esas historias, tú y yo, pude hablar, no lo hice me callé. ¿Eres feliz? no lo sé. La lluvia lava cada parte de mi cuerpo, siento su tacto recorrer y contarme historias, sigo caminando sin destino… no debí cruzar el umbral del olvido.